sábado, 13 de agosto de 2016

La Serrota

La Serrota y el Cerro del Santo desde el Collado de la Honda

En mi continuo volver a empezar y aprovechando unos días de vacaciones me he ido a tierras abulenses a subirme a La Serrota (2.292) sin más pretensión que disfrutar de las vistas que esta alomada montaña promete por su privilegiada situación al norte de la alineación principal de Gredos. Sierra paralela a ésta y en medio de los vecinos macizos de la Paramera y de Piedrahita que ya he visitado en alguna ocasión, es montaña que se ve desde la ciudad de Avila, desde el valle de Amblés e incluso desde el lejano Guadarrama y por sus suaves formas no llama demasiado la atención. Desde Gredos no destaca en absoluto, pero no olvidemos que no alcanza la respetable altitud de casi dosmil trescientos metros por muy poco. De hecho es esta una de las zonas más frías de toda España pues la barren los vientos del norte sin protección alguna al llegar estos directamente desde el Cantábrico tras sobrevolar las altas estepas castellano leonesas. Tierra ascética, desnuda, de pasto y matorral salpicado si acaso aquí y allá de algún retazo de bosque cerca de los pueblitos que se esconden al resguardo de algún valle, a mí me resulta muy atractiva y pasear por sus montañas garantiza soledad y silencio, bienes escasos para urbanitas como yo. Así que en un bonito y virado viaje por carreteras secundarias llego a Cepeda La Mora, base de la ascensión cercana al Puerto de Menga. El coche lo dejo enfrente del cementerio del pueblo, a unos pocos cientos de metros antes de entrar al mismo viniendo del puerto. Y empiezo a andar sin más por una pista, tras una barrera, que se dirige al norte con el Cerro del Santo en lontananza como referencia. En seguida me doy cuenta que esta es sierra viva, con gran actividad ganadera y cinegética y con caminos al efecto para efectuar ambas actividades. Montaña de vacas, como me gustan a mí, que cada vez soy más celoso de mi integridad física. Se va ascendiendo por buen camino durante algo más de un kilómetro y medio y encontramos, un cruce. Hay que tomar el ramal a la derecha traspasando otra barrera y cruzando algo después un arroyo. Aquí el camino empeora algo y se empina un poco pero sin problema alguno. Al fondo aparece el redondeado Cerro Valderromán (2.003), nueva referencia a  cuya base nos conduce el camino sin contratiempo tras cruzar un par de barreras más. Estoy en la dehesa de la Honda, fin del camino "decente". Me encuentro con un buen número de vacas que huyen corriendo en cuanto me ven, cosa que me llama la atención y contrasta con la abulia del ganado vacuno mucho más acostumbrado a la presencia humana del Guadarrama, lo cual dicho sea de paso no deja de mosquearme un tanto. Una vez en el collado el camino vira a la izquierda y se hace sendero y, algo más adelante, rastro de senda señalizada con hitos que gana la cumbre del Cerro del Santo (2.199) en lo que es la parte más dura de la ascensión. Ya se tiene a La Serrota al alcance la mano en un recorrido evidente que pasa por el Collado de la Honda (2.178), Cerro Calamocho (2.265), otro collado de la Honda según Iberpix (2.254) y la suave subida final al vértice sobre torreta de La Serrota o Cerro del Telégrafo (2.292). Como esperaba, vistas espectaculares de Gredos desde el Pico de Casillas hasta la sierra de Candelario e incluso más allá. El Circo y sus cumbres principales enfrente mismo, la Mira, el Torozo, la sierra del Cabezo, el lejano Guadarrama en el que la claridad del día permite distinguir las inconfundibles formas de la Maliciosa y Peñalara, la vecina Paramera, los valles que se descuelgan en todas direcciones y la sensación de estar navegando sobre las inmensas llanuras hacia el norte... He tardado unas dos horas en salvar los 800 metros de desnivel y casi ocho kilómetros.

El Cerro del Santo al poco de salir

En la inmediaciones de Cepeda La Mora

Cerro de Valderromán

La Paramera y Valderromán desde el Cerro del Santo

Último arreón a la Cumbre

Circo de Gredos

Algo de zoom

La Mira

Vista al norte
Me resisto pero tras un buen rato de contemplación tengo que volver. La ruta de retorno elegida es la que sugiere la sucinta y legendaria guía del Sistema Central publicada por Luis Alejos hace un porrón de años y que es mi referencia: "De vuelta al Cerro del Santo nos desviamos (S) hacia el Canto de la Oración (2.053), descendiendo por los prados a la pista que desemboca en la carretera de Cepeda (1.500)". Así hago. No hay senda ni hitos, si acaso veredas propiciadas por el paso del ganado. Una vez en el Cerro del Santo se ven hacia abajo algo a la derecha una serie de praderas que deben ser el dichoso Canto de la Oración, recomiendo vivamente ir hacia ellas pues yo opté por acortar siguiendo el filo de la loma mientras el terreno me lo permitió y acabé metido en el clásico embarque entre escobas y piornos de estas sierras hasta dar con una pista que, a media ladera de la sierra, acaba en las praderas mencionadas. Momentos de angustia y destrozo en mis piernas que terminan llenas de arañazos. Más vacas que huyen como si hubieran visto al mismo diablo."¿Qué no las harán los lugareños?", llego a pensar. Las sigo por el camino, de nuevo hacia el norte, hasta dar con el pequeño circo glaciar que se forma en la ladera este del Cerro del Santo. Una vez aquí se trata de bajar por el arroyo que aquí nace, campo a través pero por piso no hiriente, hasta dar con una finca (Corral de Majaramojo), que atravesamos. Aquí ya retomamos la pista por que subimos a la mañana y en un periquete volvemos al coche. Mañana magnífica que en unas cuatro horas y media paradas incluidas me ha permitido conocer este sorprendente macizo.

Vacas a más de 2.000 metros


(?)

Pequeño infierno

Circo Glaciar

Praderas

Finca de Majaramojo


Croquis hasta que me quedé sin batería


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