domingo, 30 de diciembre de 2012

Fin de año en La Barranca

La Maliciosa de amanecida desde el Parking
Como mañana toca volver al trabajo tras unos días de vacaciones aprovecho para despedir el año con una última salida por el monte. Me apetece subir a La Maliciosa por la ruta clásica del La Barranca y el collado del Piornal, ruta que ya hace bastante tiempo que no repito. Luego pensaba volver por las Guarramillas y la senda de la Tubería para completar el circulo. Pero, como ya me ha pasado alguna vez este invierno, salgo poco y encima elijo mal el día. Tras unas semanas de altas temperaturas inusuales para las fechas y que se han llevado todas las nieves caidas en noviembre, el día amanece neblinoso y con las temperaturas cayendo a plomo. De salida se ve la cumbre, pero el viento frío y las nubes evolucionando por las crestas no presagian un día especialmente agradable por ahí arriba. Y en efecto así ha sido. A medida que he ido ascendiendo hacia la fuente de La Campanilla, con un par de despistes de tanta señalización que han puesto en el valle,  la zona del collado  del Piornal ha ido desapareciendo bajo una espesa niebla y la cellisca que traía el viento me pegaba en la cara con violencia. Lo que me ha hecho darme la vuelta ya más o menos cerca del collado, más que esto, ha sido  que la fuerte helada de la noche ha endurecido extraordinariamente el suelo y había una capita de hielo, en algunas zonas verdaderas placas, que en la parte más empinada resultaban en exceso resbaladizas para mis zapatillas. Ante la perspectiva de un descenso delicado y dado que iba solo he decidido volverme y darme una vuelta por sendas más protegidas de las inclemencias. Pese a todo no puedo dejar de pensar en los inviernos que cuentan los abuelos, inviernos en los que dicen que la Sierra estaba nevada de noviembre a mayo... Por desgracia son cada vez más los inviernos en que las nieves aparecen, si es que lo hacen, cada vez más tarde o, como este año, si aparecen se van tan rápido como han venido. Mítico para gente ya de mediana edad como yo fue el invierno del 96, del que no he podido evitar acordarme mientras subía por la helada senda hacia El Piornal. Tras varios años de escasez nivosa, aquel invierno fue antológico por estas latitudes. En algunas zonas se llegó a medir un manto de hasta 7 metros, las carreteras estuvieron días cortadas. En fin, subir a Maliciosa se convertía en una experiencia con un toque casi alpino. Véase la diferencia:

Año 96. Era analógica. La subida al Collado, toda cubierta, ni una piedra, ni un matorral...

Un placer cramponear las últimas palas

Año 2012. Un frío que pela y ni gota de nieve.

Las Buitreras aparecen de repente, fantasmagóricas, entre la niebla.
Pero al final me dejo de melancolías y sigo firme en mi propósito de disfrutar del día, que el pequeño valle de la Barranca tiene caminos para todos los gustos y hoy parece que no es momento de rudezas. Así que deshago mis pasos y, de vuelta a la pista por debajo de la fuente de La Campanilla me encamino  a la derecha a encontrarme con la senda (PR 17, creo) que bien señalizada de blanco y amarillo sube por el bosque, al principio en herradura y luego de forma más directa, hacia el collado del Emburriadero, cerca ya del Puerto de Navacerrada. El tiempo sigue malo pero la dulzura del bosque, protegido del viento, con las agujas de los pinos acolchando la pendiente, con lentos copos de nieve cayendo por momentos, hacen que pase unos minutos de cierto éxtasis, unos minutos de rara armonía entre mi cuerpo, mi mente y el entorno. Estas cositas que pasan y que hacen que nos guste tanto el monte...

Fuente de La Campanilla
El resto de la mañana trascurre con tranquilidad, trotando lentamente, senda arriba, senda abajo, primero hacia el Emburriadero y luego virando al sur por la llamada senda de la Tubería hacía el mirador de Las Canchas y el Camino Ortiz de vuelta al coche. Para mi gusto una de las mejores formas de acabar el año. Feliz 2013 a todos.


La ruta en Wikiloc

jueves, 6 de diciembre de 2012

II CARRERA DE MONTAÑA Y MARCHA SENDERISTA CERRO DE LA MARMOTA



Este pasado 2 de diciembre se ha celebrado la segunda edición de esta carrera y ha sido mi primera participación en la misma.  La carrera la organiza la Asociación Pablo Ugarte contra el cáncer infantil en colaboración con el Ayuntamiento de Colmenar Viejo y el 100% de la recaudación se destina a tan loable fin. Si a ello se suma que en el evento se puede participar en tres modalidades: Marcha senderista de 11 o 25 km y carrera de 25 km, siendo estas dos ultimas coincidentes en su recorrido, pocas escusas le pueden quedar a uno para quedarse en casa y no disfrutar de una bonita mañana de domingo haciendo deporte en el campo. La organización de la carrera me ha parecido bastante buena, yo he tenido que ir a por el dorsal el mismo día (recomendaban recogerlo el día anterior) y no he tenido ningún problema y lo he hecho sin esperas y con gran amabilidad por parte de los voluntarios. El asunto del aparcamiento para los que venimos de fuera del pueblo también está bien solucionado y la bolsa del corredor, con una práctica camiseta de manga larga, pues está bastante bien. Además tras la carrera la organización sirve a todos los participantes que quieran un reconfortante cocido madrileño. Argumentos no faltan para que se convierta en una clásica.

Salida de la marcha senderista de 25 km, una hora antes de la carrera
La carrera en sí de montaña, lo que se dice montaña, no es. Más bien se trata de correr por la naturaleza o, por decirlo de manera menos genérica, por el campo. Lo cual está también muy bien y además se me antoja lo más factible por estas latitudes en estas fechas del año. De hecho la temperatura  a la salida era bastante baja, si bien la falta de viento y lo soleado de la mañana han hecho que el día sea ideal para correr o andar por este piedemonte del Guadarrama, que ofrecía una bella estampa con todas sus crestas nevadas al fondo. El trazado discurre inicialmente cuesta abajo en dirección a Tres Cantos y los primeros kilómetros son bastante rápidos. Yo me lo tomo con calma y me dejo caer pues a estas alturas de temporada todavía 25 kilómetros se me antojan algo largos y las informaciones previas hablan que lo duro de la carrera está al final y conviene guardar fuerzas. La tendencia descendente se acaba más o menos en el kilómetro 8,5 tras cruzar 5 o 6 arroyos que me he abstenido de cruzar a la brava para evitar mojarme los pies con tantos kilómetros por delante. Mirado que se está haciendo uno consigo mismo. El paisaje por aquí es de pastos y se nota que es zona ganadera. Algunas vacas y gorrinos se ven retozando por los prados ¿qué no pensarán de nosotros?

Cruzando arroyos

Del 8,5 hasta aproximadamente el kilómetro 12 se gira al oeste y se sube de forma suave pero continua por la pista que va pegada a lo que debe ser la tapia más septentrional del Monte del Pardo, ya también en los confines del Parque Natural de la Cuenca Alta del Manzanares. Aquí empieza la parte más bonita de la ruta, el paisaje es de suaves colinas tapizadas de encinas, enebros y jarales con vistas continuas de la Sierra. La pista ya la compartimos en alegre mescolanza con los senderistas que han salido una hora antes que nosotros. Es también la parte donde más agusto voy. En el kilómetro 12 se ve un vértice geodésico (¿el Cerro de la Marmota?) y se inicia una pronunciada pero cómoda bajada hasta el avituallamiento del kilómetro 15. Desde aquí hasta la meta casi todo será subir hasta volver a Colmenar Viejo.

Bonitos paisajes
La primera cuesta es bastante empinada pero afortunadamente es corta pues mis bielas empiezan a rechinar. Luego es una larga pero tendida subida hasta el kilómetro 21 en la que incluso hay tramos de asfalto y que supero a ritmo (lento) con relativa comodidad. Cada vez tenemos el campanario de Colmenar más cerca. En el avituallamiento de la media maratón me desmoralizo un poco al ver que nos meten en un polígono industrial de los arrabales del pueblo. Este tramo es feo y desluce un tanto la carrera. Incluso hay una parte en la que no está cortado el tráfico y coches y hasta camiones pasan rozando a los corredores, ya algunos como yo con pocas fuerzas y reflejos. En el kilómetro 23 me hundo al ver el pedazo de cuesta que nos han preparado atravesando una urbanización, la innecesaria revuelta que damos por un parque y la última cuesta por ese mismo parque para acabar de rematarme y llegar arrastrándome literalmente a meta.  En resumen, balance positivo pese a este final para una carrera que me tomado como un rodaje largo tras un montón de meses sin ponerme un dorsal. He empleado algo más de 2 horas y 25 minutos para un recorrido poco técnico (es pista en casi todo momento menos algún tramo asfaltado) y muy corrible en su totalidad.



La ruta en Wikiloc
La ruta en mi GPS
Clasificación general