lunes, 19 de diciembre de 2011

VIII CARRERA DE NAVIDAD DE CERCEDILLA

Músicos, monte, corredores.
Un año más en la línea de salida de esta bonita carrera de Cercedilla, en lo que para mí supone, a modo de San Silvestre, el cierre del año atlético. Y que mejor manera que hacerlo así, en un ambiente festivo y bullicioso dejando las agonías y sufrimientos para otras ocasiones. Así me lo tomo, como una excursión al trote por los bosques que rodean a este magnífico pueblo, auténtica capital montañera del Guadarrama.   El día amanece muy frío, con algo de viento que trae pequeños copos de las nubes agarradas a las crestas de la Sierra. Hay ambiente. Recojo el dorsal junto a Jesús, Carlos y Ricardo, que ni lesionado se pierde un evento corremontañero, aunque esta vez como espectador. Salimos a cola de pelotón y mientras el terreno lo permite vamos charlando tranquilamente. Pasada la Estación, la carretera, que al poco se hace pista y se interna por el Valle de la Fuenfría, se empina y se imponen el silencio y los jadeos. Cada uno a su ritmo por el ancho camino, la cuesta nos coloca donde nos corresponde. Hasta poco antes del kilómetro 5 se sube con decisión, luego es todo un sube y baja y una sucesión de medias laderas. Abandonamos las pistas y ya en fila india encaramos los senderos que siempre entre pinos nos llevan a las Dehesas, donde cruzamos los gélidos arroyos que bajan por la Fuenfría, la mayoría por puentes, los más valientes como Jesús, a la brava. En esta zona hay cuellos de botella que provocan algún atasco, es lo que tiene meter a 2000 personas por estas veredas. Pero no importa, no tenemos prisa.

Anchas pistas...

Semderos estrechos...

Y puentes.

La parte final es algo rompiernas y quizás por ello aquí las patas se quejan algo, no demasiado tampoco. Este año el recorrido es un pelín más largo que en otras ocasiones (me han salido algo más de 13,5 km) pero se puede correr en el 100% del mismo al no haber ninguna subida especialmente cruenta. Lo que sí que hay es una bajada final la mar de divertida  en la que me dejo caer  y disfruto un montón, aunque seguro que mucho menos que Jesús, que me pasa como una auténtica bala y al que no puedo seguir por más que arriesgo una estrepitosa caida.

Jesús, sorprendido en pleno ascenso

Recién llegados
En resumen, magnífica mañana y aún mejor despedida de año antes de empezar un pequeño descanso a la espera de preparar los retos que nos depare el año que viene. El resultado de la carrera para mí, bien. No llego a doblar el tiempo del ganador...