martes, 24 de mayo de 2016

Cross Tres Refugios 2016: Fuera de control

Afrontando el Ventisquero de la Condesa
Primera entrada del blog en todo el año, lo que da una idea de la escasa actividad en estos meses. Etapas de la vida. Volverán tiempos más propicios. Pero como me sigue picando el gusanillo de correr por la montaña pues no pude resistirme y en otro alarde, no sé si de excesivo optimismo en mis posibilidades o de pura idiotez, me inscribí en esta mi carrera favorita de montaña. Y mira que sabía lo que me esperaba, pues sería la sexta vez que me pusiera en línea de salida. Esta prueba de la legendaria Copa de Hierro de Carreras de Montaña de Peñalara no es excesiva en longitud (unos 30 km) ni en desnivel (+ 1.750) para los actuales cánones ultras,  pero no deja de ser un hueso duro de roer si no vas con un mínimo de forma para enfrentarte a alguna de las sendas más bravías del Guadarrama. Si a ello se le une mi ya inveterada mala costumbre de hacer experimentos con el calzado, apaga y vamonós. Esta vez he venido con mis Merrell AllOut Rush, una zapatilla que no es ni chicha ni "limoná", ni minimalista ni no, pero en cualquier caso muy blanda para el actual estado de mis pies, si bien ya venía muy rodada e incluso probada sin incidencias en el último Cross de La Pedriza. Y claro, el largo descenso de Maliciosa (2.223 m) a Canto Cochino y no parar a atarme bien las zapatillas antes de empezar a bajar, ha vuelto a pasar factura a las plantas de mis pies, que ya a media altura presentaban unas dolorosas rozaduras que me hacían correr de puntillas. Mal, muy mal por mi parte. Otro tópico: Se junta el hambre con las ganas de comer. Si ya venía justito, pues desde Canto Cochino me toca, en un calco de hace dos años, entrar en modo supervivencia y afrontar de nuevo la eterna subida a la Bola del Mundo, remontando el impetuoso curso del Manzanares , básicamente andando despacito e intentando no ceder a la tentación, mandarlo todo a freir espárragos y sentarme tranquilamente a mirar el espectacular paisaje viendo pasar a los escasos corredores-paseantes que van detrás mío, que me van alcanzando y a los que voy perdiendo de vista no sin antes recibir mis ánimos.  El muro final del Ventisquero de la Condesa, un empinado praderío todavía salpicado aquí y allá de neveros y lleno de agua y barro, aún lo hago engarzado a una hilera de corredores que reptamos como podemos de hito en hito, pero en cuanto cede la pendiente y toca bajar mi última esperanza de poder entrar en tiempo (máximo 6 horas) se difumina. Aún puedo medio trotar por la parte de cemento de la pista, pero es coger el sendero del Emburriadero, que sustituye a la drástica bajada de la Pala Montañeros por exigencias del Parque Nacional (mira tú, una "ecológica" pista de esquí), y los pedruscos puntiagudos que alguien ha puesto ahí aposta para maltratar aún más a mis ampollas impiden que mi ritmo pueda ir más allá de un ridículo ir de puntillas esquivando los guijarros más prominentes. Cuando llego a la carretera para ya afrontar los últimos cientos de metros siento el mismo placer indescriptible que se debe sentir cuando has llevado largas horas  un yunque de 100 kilos y de repente lo sueltas. Corro hasta con alegría. Y tras seis horas y cuarto añado el primer fuera de control en una carrera a mi cada vez más larga lista de fracasos clamorosos en carreras de montaña, algo es algo, aunque, en el fondo, me lo he pasado muy bien.






3 comentarios:

  1. Ánimo! Lo importante, como bien dices, es pasarlo bien :-)

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  2. Lo mismo digo, lo importante disfrutar que para eso corremos.

    Aprovecho este comentario para saludarte, ha sido una gran sorpresa encontrar este blog, que me he leido casi entero. No sabras quien soy, ya que solo me conoces de la salida del tp60 del 2014, que estuvimos un rato charlando antes de salir. Luego ya me puse yo a corre y tu a andar y no volvimos a vernos. Para mi ese ratillo que coincidi contigo me vino muy bien, ya que era casi mi debut en una carrera como esa, y charlar contigo me tranquilizo bastante.
    Me ha hecho mucha ilusión reconocerte cuando me encontré el blog.Seguiré visitandolo de vez en cuando para ir viendo tus andanzas..
    Un saludo

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    1. Hola Javier. También yo recuerdo los nervios de aquella salida y nuestra pequeña charla y mutuos ánimos que nos dimos ante lo que nos esperaba. Seguro que hiciste una gran carrera, yo disfruté como pocas veces. Me alegro que me hayas encontrado en las redes... Un saludo, yo pese a que paso por una época algo precaria deportivamente seguiré embarcándome en aventurillas que a veces me superan y contándolo por aquí.

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