miércoles, 27 de agosto de 2014

Ascensión a La Mira (2.323) desde el Nogal del Barranco

Los Galayos
No venía por aquí desde 2001, demasiado tiempo sin visitar una de mis montañas favoritas en la que he pasado muchos de mis mejores momentos en el monte. No pasaba un año sin que peregrinara a esta gran cima de la Sierra de Gredos en la que el espectáculo siempre está asegurado merced a la colosal presencia pétrea de Los Galayos, la formación rocosa que cobija las paredes más altas de todo el Sistema Central. A los que nos gustan las montañas de vacas estas montañas nos apabullan especialmente. Aunque La Mira, en verano y con buen tiempo, casi se puede subir con las manos en los bolsillos. Y en las cercanías de su cima es posible encontrar presencia vacuna, lo cual no deja de contrastar con las acrobacias de los escaladores en los desafiantes riscos del Galayar. Pero ello no quiere decir que ganar la cumbre de La Mira sea un simple paseillo, desde el Nogal de Barranco (fin de la carreterilla que asciende desde Arenas de San Pedro) hay que salvar un desnivel de 1.250 metros en más o menos 6 kilómetros: Es una subida a fuego y el piso, sobre todo a partir del Refugio Victory, es de piedra suelta y bastante empinado. Y más si casi se sube en alpargatas, esa sensación he tenido, como he subido yo hoy. Muy duro el terreno para mis todavía tiernos pinreles. Sólo decir que casi he tardado lo mismo en bajar que en subir, lo cual me hace pensar que mi técnica en bajada con las Merrell tiene mucho recorrido de mejora. No obstante, ¡quien me iba a decir a mí en 2001 que iba a añadir algo más de picante a esta sana forma de masoquismo!, ¿subir en alparagatas?,  "¡venga ya!, estais locos", habría contestado. Hoy, subí ayer, me duelen algo (poco) los pies pero creo que se compensa sobradamente con la sensaciones de ligereza y libertad que me está dando esta aproximación algo más natural al deporte. Y no me duelen nada las rodillas, aspecto para mi muy importante.

Vista atrás desde el camino de las zetas, se ve la senda de subida por el valle del río Pelayo
La ascensión, fácil pero físicamente exigente, insisto, con buen tiempo y sin nieve, no tiene pérdida. Es de las más clásicas y frecuentadas del excursionismo castellano. Básicamente se divide en dos partes, una senda ancha que en unos tres kilómetros de subida constante lleva al pie de la Canal de la Apretura y Los Galayos y la ascensión a la cumbre por dicha canal. Llegados al fin de la senda mencionada caben dos opciones: Subir directamente por la Apretura pegados a las paredes del Galayar o tomar el camino que en zetas conduce al refugio Victory (1.970 m.), más o menos a la mitad de la gran pedrera. Han puesto un cartel indicativo que advierte del peligro de subir por la Apretura por los posibles desprendimientos desde las paredes. Yo he optado esta vez por la senda de las zetas, el terreno de la Apretura es demasiado abrasivo para mis pies. Hay que tener en cuenta que por la canal hay alguna trepada corta y sencilla pero de roca muy pulida por el paso de los montañeros, mojada (hoy no es el caso) es una invitación a meterse un buen trastazo. No me lo pienso, a la senda, que además tiene muy buenas perspectivas de todas las agujas de Los Galayos. Tras algunas vueltas y revueltas la senda se acaba y hay que seguir los hitos durante un tramo previo al refugio. Hay que hacer algún apoyo de manos corto y sin exposición. Una vez en el Victory lo que queda de desnivel (unos 400 metros) se hace de forma directa por la pedrera, empinada y descompuesta. Al final de la canal hay que ir siguiendo los hitos hacia la izquierda pues si no se acabará en la portilla de la Puerta Falsa que, como su nombre indica, no lleva a ninguna parte. El terreno se hace más compacto a medida que se gana la cuerda de la sierra en el paraje conocido como Los Pelaos, donde hay una fuente cercana a las ruinas de un antiguo refugio, aunque los hitos no pasan por ahí y habría que desviarse algo. Ya por pendientes suaves, se alcanza la cumbre de La Mira (2.343 m) con su torreta guardando el vértice geodésico y que en tiempos alojó un telégrafo óptico. Vistas inmensas hacia todas partes. A mí me impresiona especialmente el panorama hacia el sur en lo que es uno de los más grandes desniveles directos de toda España: Casi  2.000 metros más abajo se hunde el valle del Tietar, la vista alcanza el valle del Tajo, y se pierde en la línea azul de los Montes de Toledo, los Galayos quedan a nuestros pies y el Circo de Gredos al alcance de la mano. Bajo, muy despacito, por donde he subido. El tiempo de ascensión en estas condiciones (mucho calor) lo estimo entre dos y cuatro horas dependiendo lógicamente del ritmo de cada uno. Yo he subido caminando todo el tiempo a buen ritmo en unas dos horas y veinte minutos con alguna parada para hacer fotos incluida.

Vista general, La Apretura y Los Galayos dese el Gran Galayo hasta la Punta del Pilar

Otra perspectiva, destacan en el centro la Aguja Negra y la Torre Amezua

El refugio todavía a la sombra

La cara norte del Torreón, auténtico símbolo del montañismo español

Gran Galayo, Pequeño Galayo, Tonino Re, Don Servando...

En plena canal

Se va dejando abajo el Galayar

El terreno se compacta

Cumbre

Circo de Gredos e inicio de la Garganta Lóbrega

Algo de zoom al Circo

El Cervunal al final de la Cuerda del Amealito, una tarea pendiente bajar por ahí

¡Qué amplios ventanales los de esta sierra!

Hacia Gredos oriental

Galayos a nuestros pies

Autorretrato

Contrasta lo poco abrupto de la vertiente norte, mucho más alta



Hacia la Peña del Mediodía, Torozo, Cabezo de Mijares

El Torreón desde el refugio

Pequeño y Gran Galayo

Vertiginoso

Cartel señalizador

Risco del Enebro

domingo, 10 de agosto de 2014

La Maliciosa minimalista

La cumbre de La Maliciosa y sus habitantes
Llevaba unas semanas queriendo probar mis Merrel Ascend Glove en terreno montañero de verdad: Senderos de guijarros, laderas descarnadas, descensos a pico, pedreras de granito... Y una candidata ideal es La Maliciosa (2.226) en uno de sus ascensos más habituales como es la ruta por el Collado de Piornal (2.074) partiendo de La Barranca (1.350). Es una ascensión corta (unos 9 kilómetros ida y vuelta) pero salva buen desnivel (algo más de 800 metros) y, salvo el primer tramo hasta la Fuente de la Campanilla, el terreno no da respiro. He subido alegre y con gran sensación de libertad, apegado al terreno como nunca lo había hecho, sintiendo cada pliegue, buscando el mejor sitio para pisar, cobijado por la sombras de la cuerda de Las Buitreras a un lado y las Guarramillas al otro.  Y cuando he llegado a la cumbre me la he encontrado en absoluta soledad y con un silencio sobrecogedor. Al poco ha aparecido toda una familia de cabras, unas hembras y sus crías nacidas esta primavera, que con ojos golosos se me han acercado con bastante descaro a ver si les daba alguna chucheria. Parece que cada vez se acostumbran más a la presencia humana. Para bajar he seguido la cresta hacia el collado del Piornal de nuevo pero, el lugar de volver a él, me he acercado a la cuerda de Las Buitreras hacia un collado sin nombre justo antes de donde la cuerda se hace rocosa y tomado un arisco sendero que constituye una vía bastante directa de descenso a La Barranca yendo a caer a plomo sobre el arroyo de Las Tijerillas, que nace en el inmenso pedregal que cae de La Maliciosa y cierra el abrupto Peñotillo por el sur. Toda una prueba para mis tobillos y mis zapatillas, menos mal que me he traido bastones... Pero la prueba ha sido satisfactoria, las zapatillas han aguantado bien sin roturas ni roces excesivos y la sensación de control y protección no ha faltado en toda la bajada.




Se han portado bastante bien


La familia al completo, a ver si cae algo...

Esta cruz no la había visto antes, qué manía la de subir  e instalar cachivaches en las montañas

A ese collado hay que bajar
Las Buitreras

El comienzo de la senda, luego se encabrita
Las Buitreras

El Peñotillo