miércoles, 12 de abril de 2017

200 km después



Tras algo más de 200 kilómetros ya puedo valorar las sensaciones de mis Merrell Trail Glove 3, en las que tantas expectativas tengo depositadas. He de decir que dichas expectativas están basadas en haber gastado previamente varias zapatillas de la marca, la única junto a New Balance que he probado desde que empecé con esto de la carrera natural. Como comenté en mi anterior entrada, las muy buenas sensaciones dejadas por las Merrell Bare Access y el querer rebajar algo más el grosor de la suela me han traído hasta este modelo, que quiero utilizar como zapatilla para todo: Trail, asfalto y terreno mixto.  En lo que a trail se refiere he de decir que la experiencia con Merrell no ha sido del todo satisfactoria para mí, con lo cual corría algún riesgo. Las Merrell Ascend Glove eran un prodigio  en cuanto a comodidad y sensaciones,  pero me duraron menos de 500 kilómetros, tras los que se desintegró el textil. Con las Merrell AllOut Rush, que compré para tener un calzado algo más armado para invierno y poner crampones, he tenido problemas de rozaduras en las plantas de los pies (quizás el puente), si bien cumplieron el cometido para el que las compré. Con las Merrell Bare Access Trail mi relación es ambivalente, muy cómoda en terreno fácil, me deja molestias  al andar por en zonas más pedregosas y dolores en rodilla y pie izquierdo, tienen algo en su diseño que no va bien conmigo. Quizá la falta de placa antirrocas, creo que fundamental para mí nivel de adaptación y poca técnica de carrera.



Las Glove 3 llevan placa antirrocas y el textil es mucho más fuerte y mejor protegido que en las Ascend, con lo cual se salvan los inconvenientes anteriores y mantengo las ventajas de Merrell: Adaptación al pie y comodidad sin par desde el minuto uno con unos acabados interiores y exteriores de primer nivel. Un guante, en suma.

Estas semanas he hecho rodajes de entre 6 y 15 km por asfalto y parque a mis ritmos lentos y pesados (entre 4:50 y 6:00 minutos/km), un par de medias maratones a ritmo de paseo (Fuencarral y Madrid) y otro par de salidas de unos 15 km por el terreno técnico de La Pedriza. En asfalto bien, se nota que es zapatilla pensada para el monte, pero mis prestaciones no necesitan más. En montaña, son un pie de gato. Si bien no las he probado en roca mojada, en las lisas placas pedriceras se adhieren de lujo y su flexibilidad da una sensación de terreno fantástica, con la protección justa. Ni una molestia al día siguiente. Y el textil y los tacos de la suela, de momento, como el primer día. Nada de desgaste prematuro, ni arañazos ni desgarrones.

Cinco estrellas.

Una dura prueba para mis pies y la suela de las Glove



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