domingo, 29 de julio de 2012

Excursión por la Sierra de Ayllón: La Cebosa y el Rocín desde Peñalba de la Sierra

Después del estrés al que sometí a mi organismo hace ya más de un mes en el MAM y tras unas semanas sumido en la pereza, desmotivado por el calor y con entrenamientos de compromiso he decidido darme un homenaje y me he ido a la Sierra de Ayllón a disfrutar del campo. Nada de correr, ni trotar siquiera, a lo sumo andar ligero. Esta salida además me la debo desde hace años, cuando dedicaba   más tiempo a descubrirme montañas y recorría Ayllón con cierta frecuencia. Creo que los dos objetivos del día, la Cebosa (2.048 metros) y el Rocín (2.051 metros) son los últimos "dosmiles" de esta sierra, por lo menos de los principales, que me faltan por pisar. Una tontería pero que me hace ilusión.  Además el viaje por sinuosas y estrechas carreterucas de montaña merece tanto  la pena como la excursión misma. Estamos en el alto Jarama, en las tierras fronterizas de Madrid, Segovia y Guadalajara, en lo que se ha venido en llamar la "Sierra Pobre". Pobre desde luego en sensaciones no lo es. Barrancos, ríos limpios, robledales, pinares, los hayedos dicen que más meridionales de Europa, montañas para dar y tomar. Fauna..., luego contaré. Decir que en la aldea de  Peñalba de la Sierra, unas pocas casas, se acaba la carretera y desde hace muchos kilómetros no tengo cobertura en el móvil. Hermosa solitude a una hora y media de Madrid.

Peñalba, agazapada entre montañas
A eso de las nueve de la mañana echo a andar. Hace calor. Hay que tomar la carretera que sale del pueblo y a los pocos metros subir directamente hacia la derecha, sin senda pero por terreno despejado hacia la loma que domina el pueblo y que va ascendiendo evidentemente hacia el cordal de la sierra. A veces hay trazas de senda. Se gana desnivel de forma rápida y cómoda. Al rato se encuentra una pista que recorre la sierra a media ladera. La sigo hacia la izquierda unos metros para ver el mejor lugar desde el que atacar el pinar de repoblación que empieza a esa altura. Parece que encuentro una senda pero al poco se pierde. No importa, se trata de ir ganando altura buscando el terreno más cómodo. Me interno en el bosque, la pendiente a ratos es fuerte, jadeo y sudo. De pronto... Oigo una especie de bufido como de advertencia y me sobresalto un tanto. Una vaca, pienso. Miro y, entonces, ¡sorpresa!. A pocos metros de mí veo como se me cruzan en veloz carrera lo que parece un lobo, una loba en este caso, y su cría. Podrían ser, pienso, perros asilvestrados. Pero lo que su velocidad me deja ver es un animal de cierto porte y piel grisácea. Un zorro seguro que no era. Lo inequívoco de su huida hablan de un animal salvaje, poco acostumbrado al trato con humanos. Los perros, aunque asalvajados, tienen en su genética miles de años de trato con el hombre. Creo que lejos de huir, de ser un perro, se me habría acercado e incluso encarado. Siempre me quedará la duda, pero sí que hace ya tiempo que se habla de la vuelta del lobo precisamente por estas sierras. Repuesto del "susto", yo a lo mío. En algo menos de una hora desde la salida alcanzo una primera cota, la Morra del Segoviano (1.752 m), ya en el cresterío que habré de seguir hacia el norte para llegar a las cumbres del día. Hay un vértice geodésico y las vistas  son de primera sobre todo el nudo de sierras que me rodean: El Santuy y el Cerrón enfrente, la sierra de la Puebla y el Peñalacabra al sur; el Ocejón dominador al este. Unas fotos:

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La Sierra de la Puebla

La loma del Picaño

El cordal hacia la Cebosa
La continuación no tiene pérdida. Se trata de girar al norte y dirigirse por la cuerda hasta la rocosa cumbre de La Cebosa que se destaca en lontananza. El terreno es despejado, hay trazas de senda y discurre mayoritariamente por pastos. La subida final a la cumbre es de pendiente más fuerte y tiene una senda que permite no navegar entre el abundante matorral que defiende el vértice geodésico. Para no meterse en líos aconsejo rodear la cumbre por su derecha e ir buscando el paso más despejado hasta la mísma, que se alcanza sin mayor dificultad. Las vistas son parecidas las de la Morra del Segoviano pero desde aquí se ve muy bien el cordal del Pico del Lobo, cumbre de la sierra, y la Loma del Rocín, alineación de cotas de más de dosmil metros que conectan mi próximo objetivo con el citado pico. Una  bonita excursión que dejaré para otro día.

El Cerrón

Grupo del Pico del Lobo

Cumbre de La Cebosa

El Rocín al fondo
 Llegarse al Rocín es cosa de unos minutos por terreno cómodo y fácil. Para volver a Peñalba he decidido ir por la cuerda que se descuelga desde esta cumbre hacia el este y que me llevará hasta el collado de Peñalba, claramente visible desde aquí pues es atravesado por una pista forestal. Tampoco hay pérdida, es mantener el rumbo y poco más. Al poco de abandonar la cumbre el terreno se va haciendo más abrupto y se afila en cresteríos rocosos, pero en ningún momento se hace difícil pues la vereda aunque difusa se sigue bien y va salvando los roquedos mayoritariamente por el norte (izquierda). Las vistas hacia los profundos barrancos y la zona del Puerto de la Quesera y la Buitrera y el Parrejón son magníficas.  Una vez pasado este tramo se traspone una cota bien visible por el norte y en unos minutos se llega a la pista del Collado de Peñalba (1.626 m). El pueblo ya se ve a tiro de piedra, tan sólo queda atravesar el magnífico robledal que se abre a nuestros pies. Este tramo le da una elegancia y un interés especial a la excursión. Robles melojos de buena envergadura, algún arce, pequeños acebos, todo ello crea un entorno fresco y sombreado. Es un placer caminar sobre la alfombra de hojas caidas sin preocuparse por nada. No hay senda, pero si se sigue más o menos el cauce de un arroyo seco (en verano) se llega a una pista paralela a un arroyo, este sí con agua, que a los pocos minutos nos deja de nuevo en Peñalba de la Sierra (1.278 m). Ha sido un variado y tranquilo paseo con encuentro inesperado que me ha llevado unas tres horas y media con paradas que habrán sido unas tres horas de caminar efectivo. En distancia son trece kilómetros y en desnivel positivo 855 metros. Un placer.

Hacia el Pico del Lobo desde el Rocín

Zona de La Buitrera

Zoom al Pico del Lobo


La cresta de bajada desde el Rocín

El robledal
El Ocejón sobresale tras la loma


Robles

Un buen ejemplar

La Cebosa desde el bosque

La ruta

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