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Pico y pradera de Majalasna |
20 de julio y tras unos días de típico infierno estival madrileño las temperaturas han caido drásticamente. 7º C y una densa niebla me esperan temprano en el
Puerto de Navacerrada. No es día de cumbres así que improviso y decido sacar a pasear por primera vez por el monte mis
Merrell por una ruta preciosa, fácil y apropiada tanto para días como hoy como para días calurosos pues discurre por los bosques que se extienden por las laderas de
Siete Picos. De darle la vuelta a esta vistosa montaña que preside los cielos de Cercedilla se trata hoy. Para ello disponemos de tres de las más clásicas sendas del Guadarrama perfectamente balizadas: La
senda Herreros, la
senda de los Alevines y el
camino Schmid, que iremos conectando hasta circunvalar completamente el macizo.
Algunas indicaciones: Salir del puerto a tomar el camino que nos lleva enseguida al Alto del Telégrafo, seguir por amplia senda más o menos horizontal y al llegar al collado previo al último repecho de subida al séptimo pico. La senda Herreros se toma girando a la izquierda y bajando a buscar la escarpada cara sur de los Siete Picos. Marcas blancas y amarillas y abundantes hitos por casi todo el camino, pero cuidado que hay algún tramo en el que no se terminan de ver bien. Esta primera parte de la ruta es tortuosa y accidentada. Se avanza lentamente. Pero no tiene mayor dificultad. Se baja, se sube, se salvan roquedos, la senda busca el mejor paso en este agreste entorno.
Enrique Herreros, irrepetible personaje que quedará para siempre en la memoria del Guadarrama, se encargó de hacernos las cosas algo más fáciles en este lance. Una vez que se llega al delicioso y fresco paraje de la
fuente de los Acebos, rodeada de helechos y pinos y algún acebo como no podía ser menos, el camino se dulcifica y desemboca al poco en la bucólica
pradera de Navarrulaque, donde se encuentra con la pista de la
carretera de la República. De aquí sale la s
enda de los Alevines. Balizada con puntos amarillos salva algo de desnivel hasta alcanzar la
pradera y pico de Majalasna, otro sitio donde merece la pena hacer una parada contemplativa. El rumbo ya es norte, buscando la umbría de Siete Picos. El camino en algún tramo corto se vuelve a hacer laborioso, pero se avanza en general bien. Preciosas vistas aéreas de los pinares de la
Fuenfría. Al poco se llega al Collado Ventoso, de donde sale el celebérrimo y transitadísimo
camino Schmid, que en unos pocos kilómetros nos depositará de nuevo, atravesando la ladera norte de la
Sierra del Dragón, en el Puerto de Navacerrada.
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