domingo, 27 de julio de 2014

Montón de Trigo

Verano en Montón de Trigo
Trail porque sí. Sin objetivos, sin metas. Sólo trotar donde se pueda, andar animosamente donde no, dar tres pasos en lugar de dos. Hoy, huyendo de la pegajosa noche madrileña, mis piernas me han llevado hasta el Montón de Trigo (2.161), cono casi perfecto que me había sido esquivo las dos últimas temporadas. Para variar un poco, he subido, en lugar de por la trillada ruta de Cerro Minguete (2.026), por el Collado Minguete (1.992). Hay una vieja senda que parte de la pista de La Acebeda y que surca agradables pendientes empradizadas y algunos matojos. Luego me he vuelto por donde siempre.
¡Qué bien se está criando este ternero!

Siete Picos

Estampa guadarrameña

El Collado Minguete

Contraluz mañanero

En Montón de Trigo

La sombra de Montón de Trigo se proyecta hacia el valle del Río Moros

Clásica vista de Montón de Trigo desde el Minguete

domingo, 20 de julio de 2014

La vuelta a Siete Picos

Pico y pradera de Majalasna
20 de julio y tras unos días de típico infierno estival madrileño las temperaturas han caido drásticamente. 7º C y una densa niebla me esperan temprano en el Puerto de Navacerrada. No es día de cumbres así que improviso y decido sacar a pasear por primera vez por el monte mis Merrell por una ruta preciosa, fácil y apropiada tanto para días como hoy como para días calurosos pues discurre por los bosques que se extienden por las laderas de Siete Picos. De darle la vuelta a esta vistosa montaña que preside los cielos de Cercedilla se trata hoy. Para ello disponemos de tres de las más clásicas sendas del Guadarrama perfectamente balizadas: La senda Herreros, la senda de los Alevines y el camino Schmid, que iremos conectando hasta circunvalar completamente el macizo.

Algunas indicaciones: Salir del puerto a tomar el camino que nos lleva enseguida al Alto del Telégrafo, seguir por amplia senda más o menos horizontal y al llegar al collado previo al último repecho de subida al séptimo pico. La senda Herreros se toma girando a la izquierda y bajando a buscar la escarpada cara sur de los Siete Picos. Marcas blancas y amarillas y abundantes hitos por casi todo el camino, pero cuidado que hay algún tramo en el que no se terminan de ver bien. Esta primera parte de la ruta es tortuosa y accidentada. Se avanza lentamente. Pero no tiene mayor dificultad. Se baja, se sube, se salvan roquedos, la senda busca el mejor paso en este agreste entorno. Enrique Herreros, irrepetible personaje que quedará para siempre en la memoria del Guadarrama, se encargó de hacernos las cosas algo más fáciles en este lance. Una vez que se llega al delicioso y fresco paraje de la fuente de los Acebos, rodeada de helechos y pinos y algún acebo como no podía ser menos, el camino se dulcifica y desemboca al poco en la bucólica pradera de Navarrulaque, donde se encuentra con la pista de la carretera de la República. De aquí sale la senda de los Alevines. Balizada con puntos amarillos salva algo de desnivel hasta alcanzar la pradera y pico de Majalasna,  otro sitio donde merece la pena hacer una parada contemplativa. El rumbo ya es norte, buscando la umbría de Siete Picos. El camino en algún tramo corto se vuelve a hacer laborioso, pero se avanza en general bien. Preciosas vistas aéreas de los pinares de la Fuenfría. Al poco se llega al Collado Ventoso, de donde sale el celebérrimo y transitadísimo camino Schmid, que en unos pocos kilómetros nos depositará de nuevo, atravesando la ladera norte de la Sierra del Dragón, en el Puerto de Navacerrada. 

Salen cerca de 13 kilómetros y algo más de 500 metros de desnivel positivo. Los tiempos dependerán de cada cual. Yo, instalado ya cómodamente en una lentitud estructural, he disfrutado mucho durante unas dos horas y tres cuartos. Las sensaciones han sido buenas si no fuera porque aún renqueo algo de mi tobillo izquierdo y, con el calzado que llevaba,  las técnicas bajadas de la Senda Herreros las que tenido que hacer con mucho cuidado. Pero me han encantado las Merrell, la sensación de terreno es fantástica y además no he echado en falta  más protección pese a lo pedregoso de la ruta. Primer test satisfactorio.


Cerrado

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Cercedilla


Mirada arriba





Fuente de los Acebos



Mucha niebla en Siete Picos

Arranque de la Senda Herreros

Inicio de la Senda de los Alevines

Recovecos de la senda

Se ve la Carretera de la República

Valle de la Fuenfría

Fuente de los Alevines

Collado Ventoso



La ruta en Wikiloc

sábado, 12 de julio de 2014

Drop cero

Mis Merrell Ascend Glove

Después del paréntesis  "amortiguado" de mi mes de junio indio sigo adelante con el empeño en adaptarme a una forma de correr natural o, si se quiere, minimalista. Tras un un año de transición bastante progresiva puedo decir que creo que mi cuerpo ya da señales de haber aceptado las nuevas reglas sin quejarse demasiado. Así que he decidido dar un paso adelante más y pasar a correr, o lo que sea lo que yo hago, con suela completamente plana. El periodo de transición lo he hecho con drops (caída, o diferencia de altura entre el talón y la puntera de la zapatilla) de 4 mm, que son los de las New Balance MR10 y MT110 que he venido utilizando. Tras el fiasco de las New Balance MT1010 (bonito número sin embargo que curiosamente es el mismo de mi dorsal en el Trail Peñalara que tan buen sabor me ha dejado) en el Cross Tres Refugios  y que me obligó a volver a utilizar las Salomon XR 3D con supersuela, megaprotección y extrarigidez y teniendo en cuenta que no tengo previsto hacer distancias muy largas en los próximos meses, he comprado el modelo más puramente minimalista Merrell Ascend Glove. Ayer llegaron a casa y hoy me he dado el primer rodaje inagural y muy suave de 7 kilómetros por la tierra de parque Juan Carlos I. De momento esta primera incursión en el mundo del zero drop me ha dejado buenas sensaciones y lo que es más importante, ninguna sobrecarga ni molestia. La zapatilla en sí tiene algo más de protección que sus hermanas de marca y gama minimalista como las Merrell Trail Glove pues tienen un grosor de suela de 14 mm frente a 10 mm. Este aspecto lo he tenido muy en cuenta a la hora de hacer la elección pues yo no soy precisamente un peso pluma y mi técnica no es especialmente depurada. Mayor grosor significa menor sensación de apego al terreno. Pero son muy flexibles, ajustan como un guante, el espacio para los dedos es muy amplio, el interior es ideal para correr sin calcetines cuando se quiera, son ligeras (226 gramos), su suela Vibram parece duradera, están muy bien acabadas y estéticamente me encantan, así que pago gustoso ese menor feedback en aras de la prudencia. Veremos si en los próximos meses puedo confirmar mis buenas primeras impresiones.